Cajas cerradas por 30 años pero no a los recuerdos
Carlos Giavay Waiss
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Durante 30 años he mantenido guardadas todas mis fotos, notas, cartas, diario personal y tantos recuerdos de mi intercambio cultural con Rotary.
Hace un mes reuní el valor necesario para abrir estas cajas llenas de recuerdos, preparándome para el impacto emocional que encontraría: muchos queridos amigos ya no están o no volveré a verlos. Revivir esta etapa de mi vida hoy es profundamente conmovedor y me llena de incertidumbre sobre las energías que este torbellino traerá.
Algo me había distanciado de estas cajas llenas de recuerdos y vivencias; la pandemia me llevó a reflexionar y ordenar muchas cosas en mi vida. De repente, surgió en mí el deseo de escribir, compartir y revivir el diario de intercambio cultural que había guardado tanto tiempo. Es el momento de vencer el miedo al recuerdo y empezar a aceptar y rendirme ante esta gran historia que ahora dirige los destinos de mi vida.
Poco a poco, comenzaré a leer mi diario de 1990, escrito en inglés y un poco en español, para compartir la historia de este eterno estudiante de intercambio cultural y del increíble programa de Rotary.
Me llamo eterno estudiante porque dejé mi carrera de abogado y otras actividades para seguir mi pasión: el intercambio cultural. He dedicado la mayor parte de los últimos 30 años a la internacionalización y la interculturalidad, ya sea como voluntario o en roles diversos en agencias y universidades.
Todo comenzó a los 15 años, cuando estaba en tercer año en el Colegio Gabriel Taborín de Córdoba. Un día llegó un compañero, Oscar, a mitad de año para unirse a nuestro curso. Me pregunté por qué ingresaba en agosto cuando todos empezábamos las clases en marzo.
Oscar acababa de regresar de Estados Unidos. ¿Estados Unidos? ¿Qué había estado haciendo allí?
Había pasado un año de secundaria en ese país, tan lejano e incomprensible para mí en ese momento. Nuestra amistad creció y yo aprendí más sobre sus aventuras en el país del norte.
Oscar me contó que había ido a Estados Unidos con programas de Rotary. Despertó mi curiosidad sobre qué era Rotary, así que fui a conocer a Susana Boeri, secretaria ejecutiva del Rotary Club Córdoba en el Hotel Crillón. Poco a poco, comencé a entender qué era un club rotario, aunque en aquel entonces no lo comprendía del todo. Mi compañero Adolfo, miembro de Interact, me invitó a participar, y se unió Hernán, otro compañero de colegio. Conocí a mis mentores en Rotaract y Rotary: Víctor Butori, José Sala y Esteban Pauli. Interact fue fundamental para mi formación fuera del colegio secundario. Organizábamos reuniones todos los viernes, participábamos en congresos, realizábamos muchas actividades sociales y voluntariados, como plantar algarrobos cerca del estadio Kempes, y visitábamos asilos de ancianos con José Sala, quien nos llevaba a compartir la merienda con los abuelos.
Fue realmente una escuela práctica para cultivar valores como la honestidad, el compañerismo, la integridad y el servicio a la sociedad. Rotary se convirtió en mi escuela y en mi ventana al mundo real. De repente, surgió en mí un entusiasmo incontenible por hacer un intercambio cultural; se convirtió en mi único deseo, especialmente porque muchos estudiantes de intercambio extranjeros se integraban en nuestro Club Interact. ¡Estaba fascinado!
Mi deseo de viajar era fuerte, pero era un sueño inalcanzable debido a la situación económica de mi familia y a la grave inflación que azotaba al país en 1989. Sin embargo, nada disminuyó mi deseo y mi determinación. Soñaba cada día con hacer un intercambio cultural y explorar el mundo. Me llevó cerca de tres largos años materializar ese objetivo, siempre con el pensamiento constante de ser algún día un estudiante de intercambio cultural. Finalmente, a mis recién cumplidos 18 años, inicié el viaje de mi vida hacia un lugar desconocido pero intrigante.
En mi opinión, todo aquello que deseas profundamente se consolida primero como un pensamiento constante, luego se convierte en un sentimiento que te mueve emocionalmente, y así empiezas a escribir tu propio futuro.
Comenzaré a relatar algunas de mis experiencias, esperando inspirar a otros futuros estudiantes de intercambio cultural. Les dejo una frase desde lo más profundo de mi corazón:
"Deja que el mundo te cambie" o en inglés "Let the world change you".
Susana Boeri
Mi agradecimiento eterno, por su guía constante en mi aprendizaje en Rotary. Rindo mis más gratos recuerdos y honor a la memoria de la siempre Rotaria Susana Boeri quién fuera el alma de Rotary Club Córdoba.



